Fiebre de Jerusalén
La ciudad de Jerusalén contiene algunos de los sitios más venerados en las religiones musulmana, cristiana y judía. Para nombrar solo algunos, los musulmanes construyeron la Cúpula de la Roca sobre el lugar desde el cual Mahoma ascendió al cielo; los judíos reverencian el Muro de los Lamentos, todo lo que queda del gran Templo de Salomón destruido por los romanos; y los cristianos acuden en masa a la iglesia del Santo Sepulcro, construida alrededor de la tumba de donde Jesús resucitó. Debido a la extrema emotividad y fervor religioso que existe alrededor de tales sitios sagrados, una extraña condición psicológica conocida como "Fiebre de Jerusalén" plaga a ciertos visitantes de la ciudad, haciéndoles creer que están en una misión de Dios y que deben llevar a cabo su voluntad.
Miles de peregrinos vienen cada año de todo el mundo a experimentar los lugares sagrados de la Antigua Jerusalén. Los visitantes pueden caminar por las calles donde pisaron muchos de sus héroes y heroínas bíblicas. En Jersusalem, los ciudadanos de nuestra sociedad tecnológica moderna y acelerada pueden meditar bajo la sombra de los olivos y reflexionar sobre la inspiración divina que guió a los antiguos profetas, maestros y reyes a escribir los salmos, los sermones y las escrituras. Los peregrinos pueden abandonar la ciudad y viajar por los mismos paisajes donde las grandes figuras de la Biblia y el Corán buscaron a Dios y escucharon sus mensajes.
Tal inmersión total en los lugares y eventos narrados en las Escrituras domina a algunos visitantes con el deseo de lograr una unidad de todas las religiones y todas las personas en la Tierra. Desarrollan un profundo sentimiento de tristeza por todas las guerras religiosas y cruzadas que se han librado por la posesión terrenal de la Ciudad Santa; ellos quieren hacer lo que puedan para unir a todos los creyentes. En el otro extremo del espectro, otros peregrinos son golpeados con una paranoia que los hace pensar que los Últimos Tiempos están cerca y que deben prepararse de inmediato para el Armagedón, el último gran conflicto entre el bien y el mal y el precursor de la Segunda Venida de Cristo. y el Juicio Final.
Ambas condiciones psicológicas se identifican clínicamente como "Fiebre de Jerusalén". Si bien estos síntomas psicológicos peculiares suelen ser fugaces, en ocasiones pueden ser lo suficientemente graves como para dar lugar a comportamientos extraños y actos de violencia contra otros.